Santa María, Madre de Dios
 La maternalidad de María resplandece con tan alto brillo virginal, que  todas  las vírgenes, delante de Ella, es como si no lo fuesen. Solamente Ella  es la Inmaculada, la Virgen entre las vírgenes, la única que perfuma y  torna perfecta la castidad de todas .    El  primer día del año, el calendario de los santos inicia con la fiesta de  María Santísima, en el misterio de su maternidad divina. Decisión  correcta, porque en realidad Ella es “la Virgen Madre, Hija de su Hijo,  humilde y más sublime que cualquier criatura, objeto fijado para un  eterno designio de amor”. Ella tiene el derecho de llamarlo “Hijo”, y  Él, Dios omnipotente, de llamarla verdaderamente, Madre.    Se remontan hasta la eternidad los  incomparables privilegios concedidos por el Creador a la Virgen  Santísima, con su predestinación para la augusta misión de ser la Madre  de Dios. Los Padres de la Iglesia, fieles intérpretes de la Sagrada  Escritura, reconocieron la predestinación de María para la maternidad  ...