Hoy Fiesta de San José, El hombre a quien Dios quiso llamar "Padre"
São Paulo (Jueves, 18-03-2010, Gaudium Press) Una familia bien constituida es condición esencial para la buena formación psicológica y el equilibrio emocional. Tener a su lado a quien simbolice el cariño y la bondad, alguien que ayude a superar las dificultades de la vida y a quien en la hora de las aflicciones se pueda recurrir con toda la confianza es fundamental en la estructuración mental de un niño. Desde el punto de vista natural, tal vez sea ésta la principal función de las madres junto a sus hijos. Pero también es fundamental tener alguien que represente la fuerza, el vigor, el apoyo, la protección y el pilar del hogar. Es la figura del padre.
Pero, si tal es la responsabilidad del padre en una familia común, ¿cómo queda esta misión cuando la Esposa de ese hogar es María Santísima y el Hijo único, la propia Segunda Persona de la Santísima Trinidad?
El Santo del Silencio
San José, Padre adoptivo de Jesús
Una misión: ser guardián de la Sagrada Familia
Pero hay una antigua tradición que cuenta el bellísimo episodio de su desposorio con Nuestra Señora. Dirían los italianos: "si non è vero è bene trovato" (aunque no sea verdad, está bien hallado). Consta que Nuestra Señora estaba en el Templo, ya en edad de casarse.
Ella también pertenecía a la estirpe de David. Entre sus pretendientes, fueron seleccionados algunos, de las mejores familias, de los más virtuosos de Israel. Cada uno llevaba en su mano un bastón de madera seca. En el momento de la elección, el bastón de José floreció milagrosamente, naciendo bellos lirios en su punta, símbolo de la pureza que él había prometido guardar para siempre. Éste hecho dio seguridad a María, que también había hecho promesa de virginidad. El guardián de la Sagrada Familia se encantó con esa decisión de su esposa, una vez que él había tomado igual resolución.
Haciendo justicia al gran elogio que la Escritura cita de él: "José era un hombre justo" (Mt 1, 19), cuando percibió que su esposa esperaba un hijo, sin comprender lo que aconteciera, no desconfió de la pureza de Ella. Por eso decidió abandonarla y no denunciarla, conforme mandaba la ley de Moisés. Entretanto, en la noche en que iba partir fue avisado en sueño sobre la maravillosa concepción del hijo del Altísimo y pasó a amar aún más a Aquella a quien admiraba y veía crecer cada día en virtud y amor al Creador, Aquella a quien el ángel saludó como la que encontró gracia delante de Dios" (Lc 1, 30).
¡Qué familia admirable! a la cual el menor epíteto que cabe es el de "Sagrada", como la llama la Iglesia. Y estamos seguros de que allí el menor de los tres era el más obedecido, y obedecido con amor. ¡Por quién! ¡Por el propio Dios hecho hombre!
La devoción a San José a lo largo de los tiempos
En el mundo actual, en el cual abundan las familias deshechas y es raro encontrar la simple armonía del hogar, la devoción a São José emerge como especialmente recomendable.
Por la Hna. Juliane Campos, E. P.
Comentarios