Papa concluye el año Paulino en la Basílica de San Pablo Extramuros


Ciudad del Vaticano (Lunes, 29-06-2009, Gaudium Press) Con las Primeras Vísperas solemnes, en latín, celebradas ayer a la noche en la Basílica de San Pablo Extramuros, el Papa Benedicto XVI encerró oficialmente el Año Paulino, período jubilar dedicado al apóstol San Pablo por motivo de los dos mil años de su nacimiento.

El Santo Padre fue recibido por el cardenal arcipreste de la Basílica, Andrea Cordero Lanza di Montezemolo, y por el padre abad de San Pablo. El pontífice entró a la Basílica por la puerta paulina, en la procesión con los monjes, al canto de "Laudes Regiae". Antes de asomarse al altar, Benedicto XVI paró por algunos instantes para venerar el sepulcro de San Pablo.

Durante las Vísperas, durante la homilía, el Papa presentó a San Pablo como "un ejemplo de la verdad y de la caridad, un hombre de transformación en la vida humana". "También nosotros somos llamados delante del Apóstol de las Gentes para cambiar nuestra vida. Debemos tornarnos hombres nuevos, transformados en un nuevo modo de existencia. El mundo está siempre a la búsqueda de novedades, porque está siempre descontento con la realidad concreta".

Según el Papa, esta entrega comienza por el modo de pensar. "Nuestra racionalidad en este sentido debe tornarse nueva, de manera más profunda. Benedicto XVI explicó que "es necesario aprender a comprender la voluntad de Dios y también el coraje" y dijo que San Pablo mostró ejemplo de este no-conformismo en su vida, con la verdad, la caridad".

"El nuevo modo de pensar, nos es dado por la fe, se vuelve antes que todo en dirección a la verdad. El poder del mal es la mentira. El poder de la fe, el poder de Dios, la verdad. Nuestra razón debe ser iluminada por el corazón, en la caridad".

Para las celebraciones del cierre del año jubilar vinieron a Roma diversos peregrinos. Estuvo presente también la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, enviada por S.S Bartolomeu I, y compuesta por representantes de las Iglesias Ortodoxas y de sedes patriarcales orientales, además de arzobispos metropolitas que recibieron el palio del Papa.

El Año Paulino concluye con el inicio del Año Sacerdotal. Simbólicamente, las Puertas Paulinas de la Basílica se cierran, a pesar de que, para los peregrinos, permanecen abiertas. La Llama Paulina también continúa encendida.


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