Terremoto en Italia: la tragedia de las ciudades que se tornaron escombros


Italia (07-04-2009, Gaudium Press) 207 muertos y 15 desaparecidos. Más de 17 mil desabrigados. Cuatro decenas de cuerpos todavía no identificados. Este es el último balance del fuerte terremoto que alcanzó la región de Abruzzo, en el centro de Italia, en la madrugada del domingo para lunes. También sorprendida por el temblor, que se hizo sentir hasta Milán, equipe de Gaudium Press en Roma estuvo por las ciudades más alcanzadas por la tragedia. En estos lugares, pudo testificar los efectos de la considerada una de las peores catástrofes de la historia reciente de Italia.

El camino hasta Aquilla, capital de Abruzzo, fue largo. Las rutas que salen de Roma y llevan a la pequeña ciudad montañosa de 60 mil habitantes quedaron congestionadas en el comienzo de esta tarde de lunes. El movimiento era intenso, agravado principalmente por el aflujo de personas que partían en busca de noticias de parientes y amigos, voluntarios que se dislocaban para ofrecer ayuda y autos de rescate, de la defensa civil y de la policía, que tenían mucha prisa. Después de casi dos horas y media - en un trayecto que generalmente lleva la mitad del tiempo - y aprovechando el "vacuo" de la caravana de rescate, nuestra equipe finalmente llegó en Aquilla.

Aquilla fue una de las ciudades más afectadas por el temblor de escala 6,3 en escala Richter, donde decenas de edificios, incluyendo residencias estudiantiles, escuelas e iglesias, molieron por completo o tuvieron parte de sus estructuras severamente dañadas. El escenario encontrado remete a una película de posguerra: escombros, tiendas humanitarias, soldados, personas sentadas en el cordón de la vereda aguardando noticias de parientes soterrados, otras andando de un lado para el otro con una frazada en la cabeza y algunos pocos pertenencias agarrados a la mano, otras todavía apenas caminando, sin saber muy bien que hacer o adonde ir.

Como Carla Basile, moradora de Aquilla que le perdió a la hermana Ana y la madre, Giuliana, con la caída del edificio en que ambas vivían, con más 18 familias, en el centro histórico - la región que, junto de Aquilla est, concentra los mayores daños. Carla no vivía con ellas y estaba acompañada de una amiga que vino de Roma para ampararla. "El edificio no se volvió en ruina, simplemente se desintegró!", desahogó, muy nerviosa y emocionada.

Carla afirmó que un temblor de menor magnitud había sido sentido en la ciudad una semana antes. "Ellos podían haber emitido un alerta con anticipación", protestó, desesperada. Pero no, no podrían, Carla. A pesar de dos constantes monitoreo, geólogos afirman todavía no ser posible prevenir un terremoto con larga antecedencia.

No hay más casi nadie vivo de la familia de Carla. Su padre falleció hace algunos meses y una prima perdió una batalla contra el cáncer el año pasado contó la amiga a nuestra equipe. Interrogada sobre sus perspectivas, Carla dice, poco convicta: "Que puedo hacer?! No sé, no tengo idea".

Pero convicción es lo que tiene María Filliverti. Su hija, Luciana, era una de las jóvenes que vivía en el edificio estudiantil que fue al piso. Aguardando el trabajo de los equipos de rescate, sentada en la vereda frente al edificio, la señora María dice que le esperaba a su hija en casa para el feriado de Pascua. "Ella ya tenía su pasaje, y faltaba apenas un examen, que haría esta mañana", dice la moradora de San Giovanni Rotondo, en el sur de la península. Indagada por la pregunta sobre cuántos años tenía su hija, retrucó, rectificando: "Tenía no, tiene. Ella va a salir de acá en seguida.". No se importó con no responder a la pregunta.

Menos mal para las monjas Adelaide, Lydia, Liberata, Lucia y Maria Pia. Todas las cinco religiosas se salvaron de la erosión de su residencia, el Pontificio Instituto Maestre Pie Filippini, que también es una escuela maternal y fundamental de la ciudad. Por haber ocurrido de madrugada (3h30), las criaturas no estaban en el local la hora del temblor. Las hermanas dijeron que salían corriendo lo más rápido que podían cuando vieron las paredes cedieren y los objetos cayeren. Todavía de pié en frente al Instituto, ni se dan cuenta de la suerte que tuvieron: el local ahora es un edificio desigual, sin techo y con un frontispicio de ladrillos expuesto que más parece una muralla alverjado.

Campo

Los trabajos de rescate continúan durante todo el día, pero los bomberos y la defensa civil estiman que, con el frio y la lluvia, que empezó a caer al final de la tarde de ayer en la región, eventuales sobrevivientes que todavía no fueron localizados en los escombros pueden morir por hipotermia.

Una grande área descampada en un declive que lleva al centro histórico de la ciudad, la zona más afectada en Áquila, está sirviendo de base para las equipes de rescate, que montaron tiendas humanitarias en el local y abrigos para sobrevivientes y desalojados. Fuerzas-tarea de ciudades vecinas y también de Roma - inclusive el cuerpo de bomberos del Vaticano - fueron dislocadas a la región para ayudar en los trabajos de rescate. La Cruz Roja también mantiene en el local bases de apoyo humanitario.

Allí también el escenario es desolador. Muchos desabrigados esperan en una fila bajo lluvia y frío para buscar su "cena" servido por la tienda de la Cruz Roja. En otra área del local, las tiendas son más grandes y azules. Es el área "hospitalera" del campo, donde personas esperan por atendimiento y otras procuran por noticias de parientes.

El noticiero estuvo también en distritos vecinos, como Onna y Paganica. En Onna casi todo fue al piso. La equipe de Gaudium llegó al local poco tiempo después de las equipes de rescate, cuando ya había oscurecido. Muchas residencias permanecían inaccesibles e intocadas por la Defensa Civil. El distrito fue el más devastado. No hay luz eléctrica, agua potable. Casas desmoronaron completamente. Muchas calles están intransitables debido a los escombros.

En la aislada Paganica, por poco pedazos de una iglesia de la cual solamente restó la imagen principal de Nuestra Señora, no alcanzaron una residencia vecina. El morador, dueño de un establecimiento comercial que quedó totalmente destruido, afirmó a la prensa que nunca antes había visto fenómeno tan devastador. "Debemos haber hecho algo de muy grave", dijo.

Alerta

Toda la región de Abruzzo todavía está en alerta para nuevos temblores, como lo ocurrido esta mañana, de cerca de 4 grados en la escala Richter. El primero-ministro italiano, Silvio Berlusconi, anunció la liberación de una verba de 30 millones de euros, para la reconstrucción de las ciudades y apoyo a los desabrigados...

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