Comenzó el Año Jubilar Laurentino



Para conmemorar el 1750 aniversario del martirio de San Lorenzo

Coincidiendo con el 1750 aniversario del martirio de San Lorenzo, comenzó el pasado 10 de agosto el año jubilar laurentino, concedido por el Papa Benedicto XVI, a través de un decreto de la Penitenciaría Apostólica, de fecha 2 de agosto de 2008. San Lorenzo, que muriò martirizado en Roma, era natural de Huesca, España.

El obispo de Huesca presidió los ritos de apertura del año jubilar -informa a Zenit la Diócesis de Huesca--. A las 10,30 horas, cuando la procesión, con los típicos danzantes, que baja de la catedral llegó a la Basílica de San Lorenzo, la puerta principal de la misma se encontraba cerrada; monseñor Jesús Sanz Montes recitó las oraciones y llamó por tres veces con un martillo especial. Se abrió la puerta y, con ella, el año jubilar laurentino. En ese momento, las personas que seguían el rito comenzaron a aplaudir espontáneamente.

Una vez en el templo se leyó el decreto de la concesión del año jubilar.

En la homilía, monseñor Jesús Sanz Montes saludó al obispo emérito de Tenerife monseñor Damian Iguacén, a los demás concelebrantes, religiosos, autoridades locales y a las procedentes de Tarbes (Francia), ciudad con la que está hermanada Huesca y que comparten a San Lorenzo como patrono.

El obispo subrayó que "San Lorenzo fue ese grano de trigo que se dejó enterrar en el tiempo de su época no para ir al vacío sino para dar el fruto que regala la bendición de Dios a todos los pobres de todas las pobrezas. San Lorenzo, que murió mártir en el siglo III, en este año celebramos el 1750 aniversario de su entrega martirial por amor".

El prelado señaló que este año jubilar "será un año especial, en el que viniendo a esta Basílica podremos beneficiarnos de la gracia indulgente del buen Dios, que debidamente preparados nos abrazará como somos para convertirnos un poco más en el como deberíamos ser según está escrito en su Corazón. Será un momento propicio este año poder peregrinar como diócesis a Roma, saludar al Santo Padre y visitar la Basílica que guarda los restos de nuestro mártir patrón".

El obispo recordó también el tema de la Exposición Universal que se celebra en la ciudad vecina de Zaragoza, el agua: "Sí, la Expo zaragozana nos muestra con gran talento y belleza tantos registros con los que se puede mirar un don tan precioso como es el agua. San Lorenzo está incluido en la Expo Zaragoza, en una preciosa tabla junto a San Francisco, dentro del Pabellón de la Santa Sede".

"El agua -añadió- que nos lava limpiándonos de lo que mancilla en cada jornada; el agua que nos refresca abrevándonos la sequedad de los labios y la garganta; el agua que fecunda nuestra tierra levantando la condena de barbecho y dejando que nazcan las semillas escondidas en su entraña; el agua que sabe acercarnos su humilde cantar cuando baja saltarina en los arroyos de nuestra montaña o se esconde discreta deslizándose en los veneros hasta llegar bendita a nuestras comarcas".

El obispo se refirió al contraste entre el agua y el recuerdo de un santo como San Lorenzo que murió martirizado en una parrilla: "No, no se trata de una mención torpe o distraída, sino de un recurso que nos abra a la otra orilla. Porque San Lorenzo tuvo su sed calmada, sus surcos regados, sus labios no dejaron de cantar discretos, y es un ejemplo de limpieza transparente en toda su vida. ¿Qué agua especial él bebió, con la que fue fecundada su historia y con la que entonó la música de la entrega y la alegría? Este secreto es el que nos permite festejar un año más a nuestro oscense más universal. Para él esa agua viva coincidió con su encuentro con Dios y su abrazo a cada hermano".

"Huesca -concluyó- se viste de su mejor gala con estas fiestas laurentinas, y fruto del ingenio y dedicación de las Instituciones se va convirtiendo en esa ciudad llena de magia, Huesca la magia, que hace hermoso vivir en ella, próspero el bienestar y gratificante y enriquecedora la convivencia. Mi gratitud a cuantos desde su responsabilidad política, económica y cultural, con su buen hacer van transformando la ciudad de San Lorenzo en un lugar lleno de vida y belleza".

El obispo se dirigió en francés brevemente a la delegación francesa de Tarbes saludando a su alcalde, consejeros y otros integrantes: "Aunque las montañas de los Pirineos separan nuestros pueblos, nuestros conciudadanos comparten el mismo deseo de ser felices, para lograr construir un bello futuro. Ruego a San Lorenzo, nuestro patrono, que interceda por vosotros para que nuestra esperanza sea iluminada por Cristo y la protección de San Lorenzo no se borre jamás".

Al final de la Eucaristía el obispo impartió a los asistentes la Bendición Papal.

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