TV ARAUTOS ENTREVISTA AL PADRE JOÃO CLÁ DIAS, PRESIDENTE DE LOS HERALDOS DEL EVANGELIO


São Paulo, 24/07/2008.- Centenares de personas recibieron el medallón de Mensajeros de Nuestra Señora de Fátima, en la Catedral de São Paulo. Estas personas se sumaron a las casi 5 mil que lo recibieron simultáneamente en distintos puntos del Brasil. Se trata de una iniciativa impulsada conjuntamente por los Heraldos del Evangelio y la Asociación Católica Nuestra Señora de Fátima.
Los Mensajeros de Nuestra Señora de Fátima se dedican, en sus momentos libres, a difundir gratuitamente folletos dando a conocer al público, el mensaje de paz y de esperanza que la Santísima Virgen anunció en 1917, a tres pastorcitos portugueses.
Nuestra Señora de Fátima, en esa ocasión pidió con maternal insistencia, entre otros, que su mensaje sea conocido y que se recurriese con mayor frecuencia al sacramento de la reconciliación o de la confesión.
TV Arautos entrevistó al Padre João Clá Dias, EP presidente y fundador de los Heraldos del Evangelio.
TV Arautos: -Padre João Clá cuál es su opinión ante esta tan importante labor de evangelización realizada por los Mensajeros de Fátima?
Padre João Clá: -El recibir este medallón, este símbolo, significa que las personas se van a sentir estimuladas a ejercer la misión de apostolado, que no es sino continuar con la misión traída por Nuestro Señor Jesucristo a la tierra. Y Él mismo dijo "Yo tengo sed y tengo hambre", que no simbolizan otra cosa sino hacer la voluntad del Padre; terminar y cumplir con la obra de Dios Padre.
Por lo tanto quien se pone a disposición de expandir el Reino de Dios, éste está dispuesto a continuar la misión iniciada por Nuestro Señor Jesucristo y completando la obra del Padre.
TV Arautos: -La Virgen insistió en frecuentar el sacramento de la confesión. Qué le diría usted a nuestros televidentes al respecto?
Padre João Clá: -La confesión es fundamental porque Nuestro Señor nos dejó este sacramento y nos da la posibilidad de reparar nuestras faltas en la Preciosísima Sangre de Él. Él es quien nos perdona.
La idea de que es el sacerdote el elemento esencial, y que en él está la fuente del perdón, no es verdadera. La fuente del perdón y el elemento esencial es Nuestro Señor Jesucristo. Él toma prestada la laringe, las cuerdas vocales del sacerdote para decir "Yo te perdono". De tal manera que si el sacerdote dijera "Yo sacerdote te perdono en nombre de Nuestro Señor Jesucristo", ahí no hay perdón. El perdón está en que el sacerdote diga "Yo te perdono".

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