A 30 años de su partida, experto revela verdadera personalidad de Pablo VI
Al cumplirse hoy 30 años del fallecimiento del Papa Pablo VI, L'Osservatore Romano publicó un artículo titulado "Ni incierto, ni triste, al contrario era gentil y fuerte" en el que se describe la verdadera personalidad del Pontífice derribando los mitos sobre su supuesta tristeza e incertidumbre que cierto sector de la prensa le achacaba.
El artículo de Maurizio Fontana recoge declaraciones del experto y actual Presidente del Instituto Pablo VI, Giuseppe Camadini, quien explica que "es cierto que la personalidad de Montini (Pablo VI) –connotada de una intensa, fuerte, elevada espiritualidad celosamente custodiada por él, bajo el trato de su inconfundible estilo de gentileza– podría no haberse prestado a una fácil lectura y una coherente representación".
Camadini precisa luego que "tal vez la prensa de entonces no tomó en cuenta que Pablo VI 'tomó de la mano' al Concilio Vaticano II luego de su primera sesión, llevándolo a una positiva conclusión y promulgando todos los documentos aprobados, para cuya final aprobación dedicó personal atención e intervenciones precisas".
El experto del Instituto Pablo VI también destaca que este Pontífice fue el primero que "quiso volver en Tierra Santa sobre los pasos de Cristo y que visitó por primera vez todos los continentes; es además el Papa de la Ecclesiam Suam, de la Populorum Progressio, de la Octogesima Adveniens y de la Evangelii Nuntiandi, para citar solo algunos de sus documentos".
Al derribar el mito de su supuesta tristeza, Camadini resalta que Pablo VI "es el único Papa que promulgó una exhortación apostólica sobre la alegría: Gaudete in Domino, 1975".
Seguidamente y haciendo frente al mito de la "incertidumbre", el experto asegura que basta considerar la determinación de Pablo VI "en la publicación de la encíclica Humanae Vitae", que este año cumplió su 40 aniversario, "que en realidad, resalta su humilde y constante sumisión a la voluntad del Señor, y que hace que el trazado de la existencia de Montini constituya un ininterrumpido testimonio de fe y amor a la Iglesia".
Testimonio de Cristo
Por su parte, el director de LOR, Giovanni Maria Vian, también dedicó a Pablo VI su editorial titulado "Testimonio de Cristo en el amor a nuestro tiempo". En él recuerda como en la noche de la Fiesta de la Transfiguración de hace "30 años, el 6 de agosto de 1978 en Castel Gandolfo quietamente se apagaba casi a los 81 años Pablo VI".
Tras una larga enfermedad, recuerda, "se concluía así un pontificado difícil pero decisivo para la vida de la Iglesia y para su presencia en el mundo de hoy".
"Pese a las oposiciones tenaces y graves disensos en la Iglesia, pese a los ataques y críticas sin piedad (multiplicadas sobre todo tras el Credo del Pueblo de Dios y luego de la última encíclica Humanae Vitae), Pablo VI nunca renunció al adecuado magisterio, que en la homilía de balance del pontificado declaró haber puesto 'al servicio y defensa de la verdad', por lo que siempre estuvo dispuesto a defender la vida humana", destaca Vian.
El director de LOR subraya que el Papa Montini actuó "por amor a Dios y por amor al hombre, porque, como él mismo escribiera: 'tal vez nuestra vida no tiene otra nota más clara que la definición del amor a nuestro tiempo, a nuestro mundo, a cuantas almas hemos podido acercar y acercaremos: pero en la lealtad y convicción de que Cristo es necesario y verdadero'".
El artículo de Maurizio Fontana recoge declaraciones del experto y actual Presidente del Instituto Pablo VI, Giuseppe Camadini, quien explica que "es cierto que la personalidad de Montini (Pablo VI) –connotada de una intensa, fuerte, elevada espiritualidad celosamente custodiada por él, bajo el trato de su inconfundible estilo de gentileza– podría no haberse prestado a una fácil lectura y una coherente representación".
Camadini precisa luego que "tal vez la prensa de entonces no tomó en cuenta que Pablo VI 'tomó de la mano' al Concilio Vaticano II luego de su primera sesión, llevándolo a una positiva conclusión y promulgando todos los documentos aprobados, para cuya final aprobación dedicó personal atención e intervenciones precisas".
El experto del Instituto Pablo VI también destaca que este Pontífice fue el primero que "quiso volver en Tierra Santa sobre los pasos de Cristo y que visitó por primera vez todos los continentes; es además el Papa de la Ecclesiam Suam, de la Populorum Progressio, de la Octogesima Adveniens y de la Evangelii Nuntiandi, para citar solo algunos de sus documentos".
Al derribar el mito de su supuesta tristeza, Camadini resalta que Pablo VI "es el único Papa que promulgó una exhortación apostólica sobre la alegría: Gaudete in Domino, 1975".
Seguidamente y haciendo frente al mito de la "incertidumbre", el experto asegura que basta considerar la determinación de Pablo VI "en la publicación de la encíclica Humanae Vitae", que este año cumplió su 40 aniversario, "que en realidad, resalta su humilde y constante sumisión a la voluntad del Señor, y que hace que el trazado de la existencia de Montini constituya un ininterrumpido testimonio de fe y amor a la Iglesia".
Testimonio de Cristo
Por su parte, el director de LOR, Giovanni Maria Vian, también dedicó a Pablo VI su editorial titulado "Testimonio de Cristo en el amor a nuestro tiempo". En él recuerda como en la noche de la Fiesta de la Transfiguración de hace "30 años, el 6 de agosto de 1978 en Castel Gandolfo quietamente se apagaba casi a los 81 años Pablo VI".
Tras una larga enfermedad, recuerda, "se concluía así un pontificado difícil pero decisivo para la vida de la Iglesia y para su presencia en el mundo de hoy".
"Pese a las oposiciones tenaces y graves disensos en la Iglesia, pese a los ataques y críticas sin piedad (multiplicadas sobre todo tras el Credo del Pueblo de Dios y luego de la última encíclica Humanae Vitae), Pablo VI nunca renunció al adecuado magisterio, que en la homilía de balance del pontificado declaró haber puesto 'al servicio y defensa de la verdad', por lo que siempre estuvo dispuesto a defender la vida humana", destaca Vian.
El director de LOR subraya que el Papa Montini actuó "por amor a Dios y por amor al hombre, porque, como él mismo escribiera: 'tal vez nuestra vida no tiene otra nota más clara que la definición del amor a nuestro tiempo, a nuestro mundo, a cuantas almas hemos podido acercar y acercaremos: pero en la lealtad y convicción de que Cristo es necesario y verdadero'".
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