Ángelus: “¡No tengáis miedo a ser santos!


En la solemnidad de hoy de Todos los Santos, el Santo Padre Benedicto XVI ha recordado -durante su alocución previa al rezo mariano del Ángelus en este primer domingo de noviembre-, que esta fiesta reaviva la esperanza en la vida eterna.

Domingo, 1 nov (RV).- En la solemnidad de hoy de Todos los Santos, el Santo Padre Benedicto XVI ha recordado -durante su alocución previa al rezo mariano del Ángelus en este primer domingo de noviembre-, que esta fiesta reaviva la esperanza en la vida eterna. Y en este sentido el Pontífice ha evocado, en este Año Sacerdotal, a los sacerdotes santos, es decir, aquellos canonizados y aquellos que conoce el Señor. "Cada uno de nosotros -ha enfatizado el Papa- conserva el grato recuerdo de algunos de ellos que nos han ayudado a crecer en la fe y nos han hecho sentir la bondad y la cercanía de Dios".

El Santo Padre ha recordado sobre este tema, que este año conmemoramos los 14 siglos de la transformación del Pantheon -uno de los monumentos romanos más antiguos y célebres- al culto cristiano, dedicado a la Virgen María y a todos los Mártires. De este modo, ha señalado Benedicto XVI, el templo de todas las divinidades paganas se transformaba en la memoria de aquellos que, como dice el libro del Apocalipsis, "son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero" (Ap 7,14).

Tras la celebración de hoy de Todos los Santos, mañana lunes 2 de noviembre, conmemoraremos a los difuntos. Benedicto XVI ha invitado durante su alocución previa al Ángelus, a vivir esta fiesta "según el auténtico espíritu cristiano, es decir, en la luz que proviene del Misterio pascual". Porque Cristo ha muerto y resucitado, y nos ha abierto el camino a la casa del Padre, el Reino de la vida y de la paz.

"Por lo que mientras visitamos los cementerios -ha dicho- recordemos que allí, en las tumbas, reposan los restos mortales de nuestros seres queridos a la espera de la resurrección final. Mientras que sus almas -como dice la Escritura- ya están en las manos de Dios. Por lo tanto, el modo más justo y eficaz de honrarlos es rezar por ellos, ofreciendo actos de fe, de esperanza y de caridad".

Por este motivo el Papa ha solicitado que, en unión al Sacrificio eucarístico, "podamos interceder por su salvación eterna, y experimentar la comunión más profunda, a la espera de encontrarnos juntos, y disfrutar para siempre del Amor que nos ha creado y redimido".

"No estamos nunca solos", ha exclamado el Papa, evidenciando que formamos parte de una "compañía" espiritual en la que reina una profunda solidaridad: "el bien de cada uno va en ventaja de todos y, a la inversa, la felicidad común se irradia individualmente. Es un misterio que, de algún modo, podemos ya experimentar en la familia, y en la amistad, especialmente en la comunidad espiritual de la Iglesia".

Seguidamente el Santo Padre ha dirigido el rezo mariano del Ángelus, recordando después, que han pasado diez años desde la firma de la Declaración Conjunta, entre la Federación Luterana Mundial y la Iglesia católica, sobre la Doctrina de la Justificación. El día de la firma, el Siervo de Dios Juan Pablo II definió la Declaración como "una piedra miliar sobre el difícil camino de la recomposición de la plena unidad entre los cristianos".

El documento, ratificado el 31 de octubre de 1999 y al que en 2006 se unió el Consejo Metodista Mundial, supuso el consenso entre luteranos y católicos sobre verdades fundamentales de la doctrina de la justificación, "verdades -ha dicho el Papa- que nos conducen al corazón mismo del Evangelio y a cuestiones esenciales de nuestra vida". Es decir, que somos acogidos y redimidos por Dios; que nuestra existencia se inscribe en el horizonte de la gracia y está guiada por un Dios misericordioso que perdona nuestros pecados y nos llama a una nueva vida siguiendo a su Hijo; que vivimos de la gracia de Dios y estamos llamados a responder a su don; y que todo esto nos libera del miedo y nos infunde esperanza y ánimo en un mundo lleno de incertidumbres, inquietudes y sufrimiento".

Entonces, este aniversario "es una ocasión para recordar la verdad sobre la justificación del hombre, testimoniada juntos, para reunirnos en celebraciones ecuménicas y para profundizar ulteriormente dichas temáticas y otras que son objeto del diálogo ecuménico. Espero de corazón que este importante aniversario, contribuya a hacer progresar el camino hacia la unidad plena y visible de todos los discípulos de Cristo".

Y tras este mensaje de unidad, el Papa ha saludado en varios idiomas a todos los fieles presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano, dirigiéndose en particular a los participantes en la segunda edición de la "Carrera de los Santos" organizada hoy por la congregación salesiana por las calles de Roma.

Les dejamos a continuación con el saludo que Benedicto XVI ha dirigido a los peregrinos de lengua española: "Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. En la solemnidad de Todos los Santos, os invito a contemplar a los mejores hijos de la Iglesia, que nos estimulan con su ejemplo y ayudan con su intercesión a vivir para alabanza de la Trinidad, rechazando lo que es indigno de nuestra condición de cristianos y tendiendo con humildad a la perfección del amor. Sin complejos ni mediocridades, seguid con alegría las huellas de Cristo, haciéndoos conformes a su imagen y siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre. ¡No tengáis miedo a ser santos! Es el mejor servicio que podéis prestar a vuestros hermanos. Muchas gracias".

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