Hoy Fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús

Françoise Marie Thérèse Martin, nombre civil y de pila de Santa Teresita de Lisieux, nació en la localidad normanda de Alençon el 2 de enero de 1873. Tras la muerte de su madre, en plena infancia de Teresita, su familia se trasladó a Lisieux, en cuyo Carmelo Descalzo ingresó monja a los 15 años de edad.

Su nombre de profesión monástica era Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. Otras cuatro hermanas suyas fueron también Carmelitas Descalzas en Lisieux. Pronto le visitó la enfermedad, ofreciendo sus sufrimientos, oraciones y sacrificios por las misiones. Murió tuberculosa y siempre fue débil y frágil.


La hora de la gloria

El día 30 de septiembre de 1897 fallecía en su Convento Carmelitano de Lisieux, convertido desde entonces en centro de peregrinaciones de miles y miles de personas. Sus reliquias además peregrinan, sin cesar, por todo el mundo, acogidas con gran fervor por los miles y de miles de fieles.

Fue el Papa Pío XI quien la beatificó, primero, en 1923 y la canonizó, después, el 17 de mayo de 1925 ante una inmensa multitud, y quien en 1927 la declaró patrona de las misiones. Juan Pablo II la hizo doctora de la Iglesia en 1997. Ya en el lecho de muerte, Teresa de Lisieux había intuido que sería amada por todo el mundo. Su influencia, en efecto, fue pronto unánime y universal. Y así sigue siendo.


"Historia de un alma"

Bajo el título "Historia de un alma", libro publicado por primera vez al año de la muerte de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, se recogen la biografía y las memorias espirituales de Thérèse Martin. Es un libro delicioso y ya universal.

Desde entonces "Historia de un alma", la autobiografía de recuerdos, experiencias y testimonios que Teresita escribió por orden de su Superiora Monástica, se ha convertido en todo un "clásico" imprescindible de la mejor literatura espiritual y en obra clave en la conversión, vocación y consagración de muchas personas.

"Historia de un alma" ha sido traducida a más de 60 idiomas, y el libro ha llegado a ser venerado también por otras religiones. "Historia de un alma" rezuma conocimiento de la Palabra, con más de mil citas bíblicas -400 del Antiguo Testamento y 600 del Nuevo-.


"Mi caminito"...: La infancia espiritual

Leemos en el evangelio de San Mateo: "En aquel momento se acercaron los discípulos de Jesús diciendo: ¿Quién será el más grande en el Reino de los cielos? Él, llamando a sí a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: En verdad, os digo, que si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los cielos. Pues el que se humillare hasta hacerse como un niño de éstos, ése será el más grande en el Reino de los cielos". (Mt. 18,-14).

La infancia espiritual consiste en hacerse enteramente niño ante Dios y ante los hombres. No por un espíritu aniñado, ingenuo o enfermizo, no por infantilismo y pura ingenuidad, sino por el amor, la humildad, la sencillez, el candor, la confianza, el abandono filial y la ausencia absoluta de toda clase de complicaciones en la vida espiritual.


¿Qué es la infancia espiritual?

A la luz de los escritos de Teresita y de la interpretación de sus mejores estudiosos y comentaristas, los rasgos fundamentales de la infancia espiritual pueden dividirse en dos grupos, que se complementan mutuamente: uno negativo, no es el sentido peyorativo del término, y otro positivo.

Cuatro son los rasgos negativos principales que presenta la infancia espiritual: la ausencia de mortificaciones extraordinarias, la ausencia de carismas sobrenaturales, la ausencia de método de oración -no de oración ni mucho menos- y la ausencia de obras múltiples o de activismo espiritual.

Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, maestra de vida espiritual y doctora de la Iglesia, fue una persona de oración, de constante y fecunda oración, que definía así: "La oración es una simple mirada al cielo, un grito de gratitud y de amor, así en medio de la prueba como en el seno del gozo. Es una cosa elevada, sobrenatural, que dilata el alma y la une con Dios... Hago como los niños que no saben leer: digo sencillamente a Dios lo que quiere decirle y siempre me entiende".

Más importantes y más decisivos que los llamados rasgos negativos del camino de la infancia espiritual de Santa Teresita de Lisieux son los rasgos positivos. Son los siguientes: la primacía del amor, la confianza y filial abandono, la humildad y la sencillez y la fidelidad a las cosas pequeñas.


Camino de la perfección

Celina, hermana de Teresita y monja carmelita como ella, declaró en el proceso de canonización de nuestra santa: "Al contrario de otros místicos, que se ejercitan en la perfección para alcanzar el amor, Sor Teresa del Niño Jesús tomó como camino de perfección el amor mismo".

Las características de esta opción por el amor, de esta primacía del amor en la santa francesa presentaban, a su vez, estos rasgos más representativos y esenciales: su carácter enteramente infantil y filial, complacer a Jesús, el perfecto desinterés y la inquietud apostólica.

Escribía Teresita: "Los grandes santos han trabajado por la gloria de Dios; mas yo que soy una alma «pequeñita», trabajo únicamente por complacerle, y sería feliz en soportar los mayores sufrimientos, aunque esto fuese para hacerle sonreír una sola vez". Leemos en otras pasajes suyos: "Una sola cosa deseo: la voluntad de Dios... Quiero todo lo que Dios me dé". Y es que, no en vano, el lema de su vida fue "amar al Señor y hacerlo amar".


"Mi vocación es el amor..."

A través del denominado camino de la infancia espiritual, del que hablaremos próximamente, Teresa del Niño Jesús recorrió de manera excepcional los caminos de la humildad, de la sencillez evangélica y de la confianza en Dios. Ardiente su corazón de celo apostólico y de amor de Dios, Teresita ofreció su joven vida, su cuerpo enfermo y las penitencias y rigores del Carmelo por la salvación de las almas, la evangelización de los pueblos y el incremento de la Iglesia.

Ella fue y es en la Iglesia el amor. Escribe en su autobiografía: "Teniendo un deseo inmenso del martirio, acudí a las cartas de San Pablo, para tratar de hallar una respuesta. Mis ojos dieron casualmente con los capítulos doce y trece de la primera carta a los Corintios, y en el primero de ellos, leí no todos pueden ser al mismo tiempo apóstoles, profetas y doctores, que la Iglesia consta de diversos miembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo mano... Continué leyendo, sin desanimarme y encontré esta consoladora exhortación: ... Al contemplar -prosigue la santa- el cuerpo místico de la Iglesia, no me había reconocido a mi misma en ninguno de los miembros que San Pablo enumera, sino que lo que yo deseaba era verme en todos. En la caridad descubrí el quicio de mi vocación... Entendí que la Iglesia tiene un corazón y que este corazón está ardiendo de amor. Entendí que sólo el amor es el que impulsa a obrar a los miembros de la Iglesia... Entonces, llena de alegría desbordante, exclamé:¡Oh Jesús, amor mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor... En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor".


"Una lluvia de rosas, una lluvia de gracias"

Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz fallecía en el Carmelo Descalzo de Lisieux el 30 de septiembre de 1987. Tenía tanto solo 24 años. Después, inmediatamente después y ahora, su huella traspasó las fronteras de la muerte. Bien acertó ella al afirmar en el lecho de muerte "todo el mundo me amará". "La santa más grande de los tiempos contemporáneos", como dijo de ella el Papa San Pío X, sigue fecundamente presente en nuestro mundo enviándonos "una lluvia de rosas... ya que cuento con no estar inactiva en el cielo. Mi deseo -añadía- es seguir trabajando por la Iglesia y por las almas".

Y es que no es lluvia de gracias, acaso, el hecho de que se han hayan editados 2.000.000 ejemplares de "Historia de un alma", otros 800.000 de "Llamada a las almas pequeñas", 300.000 de "Vida abreviada" y más de 40.000.000 de estampas con su retrato.

Lluvia de gracias son también las más de 50 Congregaciones Religiosas, masculinas y femeninas, Institutos Seculares o Sociedades de Vida Apostólica que la consideran como patrona e inspiradora. Unos 2.000 templos de todo el mundo están consagrados a su nombre, entre ellos cinco Catedrales y cinco Basílicas y el primer Santuario de Egipto en El Cairo, meta de peregrinaciones cristianas e interreligiosas. Más de 70 Seminarios y numerosas escuelas, obras sociales y agrupaciones de fieles la tienen por titular. La doctora de la Iglesia y patrona de las misiones Santa Teresa de Lisieux es también la compatrona de Francia y hasta de Rusia.


Doctora de la Iglesia

Los requisitos para ser considerado Doctor de la Iglesia los fijó Benedicto XIV, en el siglo XVIII. Son los siguientes: insigne santidad de vida, doctrina eminente y expresa declaración del Papa. En la Liturgia, sus memorias incluyen Misa propia y antífona del Magníficat propia en la Liturgia de las Horas. Por lo que se refiere a su valor teológico, los textos de los Doctores se agrupan entre los argumentos de los teólogos, aunque el "consensus" de los doctores en un tema teológico o su uniformidad dogmática adquiere valor mayor, cualificado en virtud de la declaración de la Iglesia.

Juan Pablo II, en la Carta apostólica mediante la cual la declaraba doctora de la Iglesia, afirmaba solemnemente que Tersita "posee una singular universalidad" y su vida y su mensaje "corroboran el vínculo estrechísimo que existe entre la misión y la contemplación".


En el Concilio Vaticano II

"La doctrina espiritual de Teresa de Lisieux ha contribuido a la expansión del Reino de Dios", afirmaba, en la Carta Apostólica sobre su doctorado del Papa Juan Pablo II, quien recordaba que durante el Concilio II la nueva doctora de la Iglesia fue varias veces evocada por su ejemplo y doctrina y propuesta como maestra de la oración y de la esperanza teologal y modelo de comunión con la Iglesia.

"La fuerza de su mensaje -proseguía el Papa Juan Pablo II- está en la concreta ilustración de cómo todas las promesas de Jesús encuentran pleno cumplimiento en el creyente que sabe acoger con fe en su propia vida la presencia salvadora del Redentor. Todas estas razones son un claro testimonio de la actualidad de la doctrina de la Santa de Lisieux y de la especial incidencia de su mensaje sobre los hombres y mujeres de nuestro siglo".

Esta declaración fue además pedida y avalada por toda la Iglesia: "Respondiendo a los deseos de un gran número de hermanos en el Episcopado y de muchísimos fieles de todo el mundo, oído el parecer de la Congregación para la Causa de los Santos y obtenido el voto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en lo que se refiere a la doctrina eminente, con conocimiento cierto y madura deliberación, en virtud de la plena autoridad apostólica, declaramos a Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, Doctora de la Iglesia Universal. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

Santa Teresita de Lisieux ha sido el treinta y tres doctor de la Iglesia y la tercera mujer, tras Santa Catalina de Siena y Santa Teresa de Ávila, las dos proclamadas en 1970 por el Papa Pablo VI.


Antología de frases

"Cada vez que queremos amar, estamos ya amando... Se el amor de un corazón enamorado".

"Cuando no encuentres más que vacío en lo más hondo de ti mismo, cuando tengas la sensación de que el amor te ha dejado caer, cuando no tengas ganas de nada...entonces Dios se hace tu corazón, entonces Dios te regala su amor".

"Dios no tiene necesidad de nuestras obras, sino de nuestro amor...Yo he elegido hacer amar al Amor".

"Me ha falta tan solo tu mirada, ¡vivo de amor!... Todo lo que ocurre en el mundo, ocurre en el corazón de quien ama".

"La santidad no consiste en este o aquel ejercicio, sino en una disposición del corazón que nos hace ser humildes y pequeños en los brazos amorosos de Dios".

"Una sola cosa deseo: la voluntad de Dios... Quiero todo lo que Dios me dé". Y es que, no en vano, el lema de su vida fue "amar al Señor y hacerlo amar".

¡Oh Jesús, amor mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor... En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor".

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