El Papa llega a Australia para la JMJ






Benedicto XVI está transcurriendo sus primeras horas en Australia. A pesar de las largas horas de vuelo, al llegar al aeropuerto militar de Richmond, el Santo Padre sonriente, descendió con paso rápido y firme, como le solemos ver cuando viaja. Como estaba previsto, aunque la bienvenida oficial tendrá lugar el próximo jueves, acogieron al Papa el primer ministro australiano y los cardenales Pell, Arzobispo de Sydney, y Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los laicos, entre otras autoridades civiles y religiosas. También se sumaron numerosos fieles para darle la primera alegre y cordial bienvenida.

Desde Richmond, el Papa se ha trasladado a la que será su residencia en estos días, hasta el próximo miércoles. El Centro de Estudios del Opus Dei, en Kenthurst, en las Montañas Azules, a unos 40 kilómetros de Sydney. Esta estancia de forma privada le servirá para descansar del largo viaje y lo hará en la oración y con largos paseos, como ha afirmado el Card. Pell. Y en espera del gran encuentro con la juventud, el Papa ha dirigido un mensaje al amado pueblo de Australia y a los jóvenes peregrinos que participarán en esta Jornada Mundial de la Juventud 2008.

«Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos» (Hch 1,8). Convencido firmemente de que los jóvenes están llamados a ser instrumentos del Espíritu Santo - comunicando la alegría de conocer y seguir a Cristo en todo el mundo, que tanta necesidad tiene de la Buena Nueva - Benedicto XVI ha reiterado que las respuestas que buscan tantos jóvenes que se sienten sin esperanza, ante un mundo que les ofrece incertidumbres, ante la pobreza y la injusticia, ante los daños contra la naturaleza, ante quienes niegan a Dios, esas respuestas se pueden encontrar en el Espíritu que nos ayuda a encontrar la vida el amor y la verdad.

«Cuánta necesidad tiene nuestro mundo de una nueva efusión del Espíritu Santo!» exclama Benedicto, recordando luego que «muchos no han escuchado aún la Buena Nueva de Jesucristo, otros muchos, por varias razones, no han reconocido en ella la sola verdad salvadora que puede satisfacer las expectativas más profundas de los corazones».

«Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra» (Salmo 104,30), con el rezo del salmista, el Papa reitera la importancia de los jóvenes para impulsar «la renovación, experimentar a Cristo y compartir con los demás el amor que el Espíritu derrama en sus corazones. Para que todos estén llenos de esperanza y de gratitud por el bien recibido de Dios, nuestro Padre celestial».

Refiriéndose a los numerosos jóvenes que se sienten hoy sin esperanza, «perplejos ante las preguntas que se les presentan apremiantemente, en un mundo que los confunde», Benedicto XVI ha hecho hincapié en que son muchos los jóvenes que «ven la pobreza y la injusticia y que anhelan encontrar soluciones. Que se sienten desafiados por los argumentos de aquellos que niegan la existencia de Dios y se preguntan cómo responder. Que ven los graves daños causados al ambiente natural por la avidez humana y luchan para encontrar modos para vivir en mayor armonía con la naturaleza y con los demás».

Y tras preguntar «¿dónde podemos encontrar las respuestas?», el Papa reitera que «el Espíritu nos orienta hacia el camino que conduce a la vida, al amor y a la verdad. El Espíritu nos orienta hacia Jesucristo». Evocando un dicho atribuido a san Agustín, «si quieres permanecer joven, busca a Cristo», Benedicto XVI vuelve a poner de relieve que en Cristo «encontramos las respuestas que buscamos. Encontramos las metas por las cuales vale verdaderamente la pena vivir. Encontramos la fuerza para proseguir el camino con el cual hacer nacer un mundo mejor».

Inspirándose en lo que dice el mismo san Agustín, al comenzar sus Confesiones, en las que cuenta su juventud, Benedicto XVI ha manifestado que su «oración es que los corazones de los jóvenes que se reúnen en Sydney para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud encuentren verdaderamente sosiego en el Señor y puedan colmarse de alegría y de fervor para difundir la Buena Nueva entre sus amigos, sus familiares y todos aquellos que encuentran».

«Queridos amigos australianos, a pesar de que podré pasar sólo pocos días en vuestro país y de que no podré viajar fuera de Sydney, mi corazón os alcanza a todos, abarcando también a todos los que están enfermos o en cualquier tipo de dificultad», escribe Benedicto XVI, agradeciendo en nombre de todos los jóvenes por el apoyo que recibe para su misión. El Santo Padre pide que se siga rezando y concluye renovando su invitación a todos los jóvenes del mundo.

En este mismo mensaje, Benedicto XVI manifiesta su profundo aprecio a todos aquellos que han ofrecido tanto tiempo, recursos y oraciones para hacer posible esta celebración. Destaca su gratitud al gobierno australiano y al de la provincia donde se encuentra Sydney y a todos los que brindan su ayuda económica, patrocinando la Jornada Mundial de la Juventud. El Santo Padre asegura sus oraciones para que los numerosos jóvenes que han cumplido grandes sacrificios para poder viajar hacia Australia sean recompensados ampliamente y agradece asimismo de todo corazón a las parroquias, escuelas y familias que hospedan generosamente a estos jóvenes peregrinos.

Y llegan también a Sydney miles de chicos y chicas de tantas partes del mundo. En el aeropuerto internacional, les esperan grupos de jóvenes australianos que los reciben con alegría, cantos y bailes, ayudándoles a olvidar las fatigas del viaje. Esta simpática iniciativa está siendo destacada por la prensa, que, junto con grandes titulares de bienvenida al Papa, dedica también algunos espacios al problema de los abusos sexuales perpetrados por algunos miembros del clero.

Hoy, en una conferencia de prensa, el coordinador de la Jornada Mundial de la Juventud de Sydney, Mons. Fisher ha afirmado que comparte las palabras de Benedicto XVI de repulsa por esos delitos y de respeto y comprensión para con las víctimas de los abusos y que la Iglesia australiana hará todo lo posible para ayudarles.

Durante el trayecto del viaje, el avión que conducía al Papa hacia Australia ha sobrevolado numerosos países. A los jefes de Estado y gobernantes de todos ellos, Benedicto XVI ha enviado un saludo a sus ciudadanos y ha asegurado sus oraciones a Dios para que bendiga sus naciones con paz y prosperidad. En concreto los telegramas del Papa iban dirigidos a 16 países: Italia, Albania, Grecia, Turquía, Armenia, Azerbaiyán, Turkmenistán, Afganistán, Pakistán, India, Birmania, Tailandia, Camboya, Vietnam, Indonesia y Malasia.

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